jueves, mayo 24, 2007

"EL SUPERHÉROE TAMBIÉN REFLEJA LA CRISIS EXISTENCIAL"

Entrevista a Iván Rodrigo Mendizábal por el diario ecuatoriano EL COMERCIO el 4 de abril. La tesis: Los cómics son productos posmodernos que reflejan una mentalidad fragmentaria o de crisis.

EL COMERCIO / 4-4-07

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Spiderman, gracias a una superproducción de cine, es el superhéroe de moda. ¿Cómo viajaron esos íconos estadounidenses de los años cuarenta hasta Latinoamérica?

Primeramente, hay que comprender que los héroes y los superhéroes se crearon como nuevos mitos. También hay que considerar que en el siglo XX los mitos han surgido en el cine y en el cómic. Después de las revistas impresas, hoy el cine es clave para la circulación de la simbología de los superhéroes. Y no hay que descontar que llegan también a través de toda una industria cultural: muñecos, juguetes..., que expresan las necesidades funcionales del sistema. A través del superhéroe se educa en seguridad, en el sentido de responsabilidad.

¿Qué representa el superhéroe en el mundo actual?

Hay un fenómeno interesante: los héroes de hoy y los héroes posmodernos son desencantados. Los de los años cincuenta eran trágicos: tenían un fin determinado, un destino y un horizonte. Los actuales son disfuncionales, entran en crisis existenciales y no entienden cuál es su origen ni su papel en el mundo. Pienso en las últimas versiones de Batman, Superman y el propio Hombre Araña, que en esta tercera entrega entra en la zona oscura. Hoy es un tiempo oscuro, falto de proyectos.

La estética del cómic llegó a tener condición de arte cuando Warhol o Lichtenstein la citaron en sus obras. ¿Sigue teniendo influencia?

Yo creo que, más bien, el cómic afectó mucho al cine contemporáneo. El cómic de Frank Miller (autor de ‘Sin City’ o de ‘300’) es cinemático, que piensa en la televisión y en la Internet. Más allá de esto, el cómic es un referente para todas las estéticas contemporáneas, pero es ahora un arte posmoderno, digital y multidisciplinario. Está listo para ser consumido, más allá de las calidades y de las propuestas artísticas.

Desde otro lado del mundo, de Japón, llegaron los dibujos de ‘manga’ y el ‘anime’, que marcan la animación desde los noventa en adelante. ¿El cómic es ya una forma global de expresión?

De hecho es así. Hoy la cultura no tiene un solo centro, está en Europa o en Japón. Gracias a la animación han aparecido estéticas nuevas y revolucionarias. El ‘manga’ es un cómic más cibernético, es muy hipertextual, hay que leerlo desde diversos contextos. Y hay animación de alta calidad en Francia y en España, que recurre a una estética expresionista...

¿Hay una característica común a todas estas propuestas visuales?

El cómic es un lenguaje abstracto, que transmite sentimientos e ideas igualmente abstractos. La belleza no es el fin: es como un espacio neobarroco en el que se cruzan muchas cosas.

¿El cómic es un código en sí o es un discurso en el cual se unen lenguajes diversos?

El lenguaje del cómic es cinemático. El ‘manga’ es ‘cine en cuadros’, tiene códigos locales y globales, los personajes son referentes de colectivos y de individuos. El dibujo es cada vez más estilizado. Me llama la atención la asexualidad de los personajes, se borra el tiempo y el cuerpo se vuelve tecnológico y cibernético. Gilles Deleuze hablaría de un cuerpo sin órganos, de un cuerpo que desea destruirse.

¿El cómic es un lenguaje de protesta, una impugnación o es funcional al sistema?

Hay de los dos, uno que se vuelve funcional para las ideologías y otro más contestatario. Piensa en ‘300’, por ejemplo. El cómic muestra una cara oscura de la sociedad, pero en su reelaboración cinematográfica, de consumo, ese afán se borra y más bien se construye la utopía de libertad y democracia que EE.UU. impone hoy.

¿El superhéroe es una figura violenta, en la medida en que no resuelve nada a partir del diálogo, sino de la fuerza?

Allí pesa la mediación contemporánea. El héroe moderno entraba a racionalizar, actuaba dentro de una cierta lógica de respeto al orden establecido. El héroe posmoderno es irresponsable de su propia fuerza, es violento. El mundo contemporáneo requiere de violencia excesiva para poder razonar: necesitamos mucha sangre para detenernos a pensar. La estética contemporánea es crónica roja, entendemos el mundo desde la violencia; hoy, la violencia produce conciencia.

¿Los superpoderes representan las frustraciones, los deseos no realizados de la sociedad?

El arma representa la carencia. Aristóteles decía que un héroe lo es en la medida en que conozca y enfrente sus carencias. Conforme el mundo contemporáneo se civiliza y se vuelve más racional, más se rompen las relaciones sociales, familiares, personales. Esto genera enormes conflictos; y el uso de la violencia y de los superpoderes refleja esas carencias. Cada superhéroe habita, en sus armas y poderes, en un cuerpo externo.

¿Siempre existirán héroes?

Una sociedad sin mitos no tiene claros sus proyectos. El Gobierno actual del país, por ejemplo, construye el mito de la Patria, como el de Estados Unidos construye el de la libertad, que luego expresa en 300 espartanos.

¿Leer cómic en Ecuador es esnobismo o hay una cultura alrededor de esa expresión?

Hay buenos lectores de cómics, el problema es que solo llegan los productos más funcionales.