viernes, julio 30, 2004

EL COYOTERISMO VISTO POR LA TV ECUATORIANA

-------

Rolando Panchana reabrió la serie "De la vida real" (Ecuavisa) con un capítulo con un tema polémico para Ecuador: el coyoterismo y el tráfico de personas. El capítulo tituló "Operación Coyote" y como los siguientes (tal como señala el aviso publicado para promocionarlo), supone la participación de figuras de la "farándula nacional".

Dicho capítulo es sobrio, ilustrativo y también moralista. Es un docudrama que muestra la fatalidad por la que pasan los ecuatorianos pobres que arriesgan todos sus recursos para lanzarse a una travesía hacia los países del norte como emigrantes. Panchana expone en este capítulo el oficio de un periodista que investiga, documenta e informa de un hecho. El eje del capítulo, más allá de la historia plagada de obviedades, está constituido por el testimonio de uno los protagonistas reales de un hecho producido hace algún tiempo y que derivó en un naufragio en las costas de Guatemala.

¿Pero se discute realmente sobre el problema del coyoterismo? Panchana expone estadísticas, se apoya en datos y versiones; sugiere en general la tendencia que marca a éste: que es un problema de un país que excluye a los más pobres, donde no hay trabajo, donde la crisis sigue siendo el pan de cada día de la gente. Sin embargo, el problema no es tan elemental como se manifiesta por más moralizadora historia que sea. En sí el problema es la misma situación a la que hace el coyoterismo. Quizá habría que ir más allá de los indicadores o del manido tema de la crisis para explicar este fenómeno.

Primero, que aquél obedece a una lógica distorsionada del mercado. El coyoterismo demuestra que en el mercado de la globalización también las personas son sujetos de comercio, promovido infelizmente no sólo a nivel de delincuentes que saben cómo funciona la lógica del capital, sino también a nivel de la publicidad ilusionística que brinda la televisión que invita a viajar a donde sea para gastarse todo el dinero y beneficiarse de las ventajas que brinda ese mundo exterior idílico y hedonista. ¿Acaso quienes migran no buscan también satisfacer esos sueños de bienestar independientemente del trabajo que ello suponga?

Segundo, el problema no es buenos y malos como ilustra el capítulo. Quizá hay más bien una lógica perversa de ambas partes, es decir, de coyoteros y emigrantes. Se sabe que la migración clandestina tiene sus riesgos y peligros y que en su conjunto constituye una violación a las leyes. Pero poco se dice de esta violación salvo de la complaciente escena en la que unos policías aceptan coimas. El problema está en que tampoco las leyes tratan de manera real el coyoterismo y peor aún ni el Estado tiene definido una política. No basta un juez luchando heoricamente (como el que es mostrado en el capítulo), ni periodistas que señalen los hechos, lo que falta en sí es una política que impida la real emigración y el sufrimiento de las personas y familias que a la final se involucran en la cuestión.

Tercero, falta investigar mucho sobre la sicología y sociología de quienes emigran. El capítulo, en este sentido, es esquemático. Es insuficiente el llenado con "estrellas de la farándula" que además gesticulan o ponen caras lánguidas (resulta, por lo demás, sospechoso que los faranduleros se tomen en serio algunos de los temas más candentes; de hecho se observa que es un buen efecto de publicidad). Hasta la fecha no ha habido en la televisión nacional un documental o un docudrama que explore las dimensiones etnográficas que supone este drama, además de las consecuencias sociales que implica para el país. Lo que no se valora es justamente la pérdida de un capital humano. Tampoco la televisión habla del mismo capital humano, creativo, propositivo que probablemente visiona al Ecuador en el contexto de un proyecto mucho más amplio. La pregunta final es: ¿Contribuyen estos programas a poner los puntos sobre las íes en problemáticas que cada vez competen al Estado? Vale la pensar si el espectacularismo es el camino ideal. Si éstos no inciden en la política de Estado, es claro que son sólo puro entretenimiento.

Dos notas finales: el efecto de film que se rompe es un ruido innecesario, del mismo modo que la constante repetición del roll anunciando algún programa futuro.

Iván Rodrigo Mendizábal

No hay comentarios.: